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¿POR QUÉ EN COCHE?
En apenas 14 kms el agua del estrecho de Gibraltar separa dos continentes. Y en tan poca distancia, las desigualdades entre España y Marruecos son más que notables.
Quisimos comprobar de primera mano esas diferencias culturales, económicas, gastronómicas, religiosas… y decidimos poner rumbo al viejo territorio moro de la forma más peligrosa, ¡en coche!
Y algunos se preguntarán por qué en coche y no en avión, por ejemplo. Pues porque queríamos visitar varias ciudades y teníamos sólo 4 días para hacerlo. Otro motivo fue la despreocupación de tener que buscar horarios de trenes y autobuses para ir de pueblo en pueblo. Nos daba más libertad y optimizaríamos mejor el tiempo.
Pero nunca íbamos a imaginar que esos Mercedes primitivos que se veían por las calles de mi ciudad llenos de marroquíes, se convertirían, en pleno centro de Tánger, Rabat o Casablanca, en peligrosos obstáculos que esquivar. Como si se tratara del Space Invaders (aquel divertido juego de naves espaciales).
En fin, aquello solo fue una pequeña parte de lo que nos depararía nuestra divertida aventura por Marruecos.

TRÁMITES PARA EL ACCESO A MARRUECOS CON VEHÍCULO
Comenzamos la ruta en Murcia, donde pusimos rumbo al puerto de Algeciras muy temprano para embarcar en un Ferry por la tarde que nos llevaría a Tánger. Hay varias rutas en Ferry, nosotros elegimos Algeciras – Tánger Med con la naviera FRS reservando con antelación por internet. Compramos los billetes en www.directferries.com
El tiempo aproximado del trayecto en barco fue de una hora y media.
PUERTO DE ALGECIRAS
El puerto de Algeciras es el primero de España en tráfico total de mercancías. También es el primero de todo el mar Mediterráneo y se encuentra el 6º de Europa.
FICHA DE ENTRADA/CONTROL DE PASAPORTE
Una vez embarcado el coche y dentro del Ferry, tienes que rellenar un documento, que se entregará mostrando el pasaporte en una ventanilla en el interior del barco, tanto a la entrada como a la salida del país. Se trata de un simple trámite de control sobre quién entra y sale del país.
IMPORTANTE: Los Ciudadanos Españoles no necesitan visados consulares, solo necesitan un pasaporte pero debe tener una vigencia mínima de tres meses, aunque siempre se aconseja disponer de seis meses.

IMPRESO PARA EL VEHÍCULO
Al llegar a la aduana Marroquí, tendremos que solicitar un documento que rellenaremos con los datos de nuestro vehículo. Y lo presentaremos junto a la documentación en regla.
Es habitual ver por la aduana a personas que por una pequeña propina (1€ – 10 Dh es suficiente) nos rellenan el papeleo si no entiendes francés o marroquí.
Documentación del vehículo necesaria para cruzar la frontera
- Permiso de circulación
- Documentos técnicos del coche
- Seguro Internacional («Carta verde») que tendrás que solicitarlo a tu compañía aseguradora.
Si el coche con el que viajáis no está a vuestro nombre debéis de llevar una autorización certificada del propietario que os autorice expresamente a conducir dicho vehículo por Marruecos. En el caso de que el vehículo sea de empresa es necesario llevar autorización y acreditación de la empresa. Si tienes alguna duda sobre trámites puedes consultar aquí.
SENSACIONES EN LA CARRETERA
Una vez superado el control de aduanas en Tánger, nos esperaban otras 3 horas más de carretera hasta Rabat, nuestro primer destino de Marruecos, donde teníamos el alojamiento. Así que lo primero que hicimos fue llenar el depósito de gasolina, aprovechando que es más barato que en España y cambiar algunos Euros por Dhírams allí mismo. (1 EUR = 11,34339 MAD)
Cogimos la carretera A-1 dirección sur, hacia Rabat. Las autopistas no son malas y tampoco hay mucho tráfico. ¡Pero qué sorpresa la mía! Cuando después de 9 horas conduciendo entramos a la ciudad de Rabat, me encuentro que el tráfico allí no tiene nada que ver con el de España.
Las señales son parte de un decorado urbano que nada tiene que ver con su función real de advertir a los conductores. La información más segura para conducir por las carreteras marroquíes, es sin duda, la de tu instinto de supervivencia, poner la atención en la vista a 360 grados y el oído para escuchar las sinfonías melódicas que rugen desde cada auto que transita, no hay más.
Bueno, eso, y los peatones que atravesaban las vías de tres carriles a cada momento.
Pero si aquello parecía una jungla, empecé a pensar que yo tenía que hacer de Mowgli. Y así hice…
“Adaptarte o morir”. Cómo dijo Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio».

PEQUEÑOS CONTRATIEMPOS
DEAMBULANDO POR LA CIUDAD
Tanta era la atención que estaba poniendo al resto de conductores y peatones que mi distracción al GPS fue total. Así fue como terminamos en una calle sin salida. Y metafóricamente mis procesos mentales también. No sabía si reírme o llorar, pero ninguna de las opciones era una solución.
Por suerte un chico se acercó y antes de que nos dijera nada le dije yo que nos habíamos perdido, era evidente, pero entre tantos nervios mi cerebro no procesaba lo suficiente. El chico muy majo, no me entendió pero nos ayudó a salir de la calle.
Después de muchas vueltas por la ciudad, 9 horas conduciendo, casi un día entero de viaje y otras tantas historias por el camino, por fin llegamos a la medina donde se encontraba nuestro hotel.
LA SORPRESA DEL DÍA
Al día siguiente volvimos a coger el coche, esta vez ya no como Mowgli, sino como Tarzán.
Así que me monté con tal confianza en el vehículo que me hice más kilómetros que ningún día. De Rabat a Casablanca y vuelta. Después de todo el día rodando sin ningún incidente terminé sintiéndome como el mejor piloto de rallye. Sentía que mis habilidades al volante se habían desarrollado tanto como el sentido arácnido en Spiderman, para predecir los peligros.
Pero, por desgracia, como yo no era un superhéroe ni me había poseído algún superpoder, al día siguiente tuvimos un pequeño accidente. Por suerte salimos ilesos de milagro. Toda la luminosidad divina que se había creado en mi se esfumó en un momento.
Todavía recuerdo el momento del impacto por detrás y de la cara del pobre marroquí que no entendía nada de lo que le estaba diciendo cuando me bajé del coche. Por suerte el daño material tampoco fue demasiado.
EL ÚLTIMO RECUERDO
Después de ese momento empecé a ser más prudente y menos agresivo al volante.
Y, ¡paradojas de la vida! para terminar por todo lo alto mi experiencia en coche por Marruecos todavía faltaba una «notita». Mi último recuerdo, firmado por un agente local de policía que decía que iba muy rápido. Pero que simpático el hombre, que sólo me cobró 40 Dh y eso que me pidió 80 Dh al principio.

RECOMENDACIÓN
A pesar de todo y, y se que costará creerme, mereció la pena viajar y conocer parte de Marruecos en nuestro propio coche. Puede que me haya dejado algunas ventajas por escribir pero los pocos motivos que expuse al principio son más que suficientes para atreverse con este medio de transporte, cómodo, flexible y barato si compartes gastos.
Otra opción sería alquilar un coche en la propia ciudad.
Espero que mi experiencia subjetiva te haya sido útil.