Aquí encontrarás...
A ROMA, CON AROMA
Todos hemos oído hablar de que Roma tiene innumerables atractivos culturales, sociales, gastronómicos y además puede presumir de ser la metrópoli con más alta concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo.
Por eso acoge 45.000 turistas de media al día. Dato sólo superado por Londres y París.
Y tanta expectación no me lo podía perder.
Estaba deseando conocer in situ el coliseo romano, el anfiteatro, el Vaticano, la Basílica de San Pablo y la Fontana Di Trevi, entre otros. También me imaginaba probando las clásicas pizzas, su rica pasta, los gelatos y ver las calles abarrotadas de Vespas o pasear por las plazas observando a sus gentes vistiendo los estilos más actuales.
Pero en ese momento no podía permitirme tales lujos. Así que, lo anoté en mi lista pendiente de viajes, aparcando esa ilusión para otro momento.
Sin embargo, pocos días después una amiga me sorprendió con dos billetes para volar a la ciudad eterna. ¡Qué suerte, qué rapidez! Ya estaba sintiendo el aroma de las flores por las calles de Italia.
Pues así empieza mi historia sobre lo que sería uno de los muchos caminos que conducen a Roma.

LLEGADA A ROMA
Comencé a organizar mi esperada visita a la ciudad italiana .
Busqué alojamiento para tres noches, y me informé sobre cómo moverse por la ciudad. Y planificamos los principales lugares que queríamos ver.
De camino al hostal observamos que el tráfico es un reflejo del estrés que sacude a los romanos. Vivir en una ciudad tan turística donde ver tantas cosas en tan poco espacio hace que no sea precisamente una ciudad tranquila.
Pero eso no fue ningún problema dentro de nuestros “no-planes”.
Sabíamos que dependía de nuestra actitud viajar de una manera o de otra.
El primer día visitamos casi todo aquello que turísticamente hace grande a Roma.




VIAJANDO SIN ESQUEMAS
Y después de ver “lo importante” empezamos a disfrutar de Roma. Empezamos a viajar sin esquemas.
Las colas, los guías, los mapas y las recomendaciones pasarían a un segundo plano. Nuestros lentos pasos marcarían el ritmo con el que queríamos sentir la ciudad.
Entrada la noche descubrimos un encantador bar que tenía una pequeña terraza muy acogedora. Estaba situado en las inmediaciones del Panteón. Allí tomamos una tabla de quesos típica y un vino siciliano espectacular que acompañamos de largas conversaciones.
Después seguimos paseando por las oscuras calles iluminadas de farolillos de focos amarillos, que simulan las velas de luz tenue de los años 30. Este ambiente melancólico, y romántico a la vez, convertía cada paso en una historia diferente.
Si a fuego lento se cocinan los mejores guisos, a paso lento se crean los mejores recuerdos.
⬆️

DE LA ROMA CULTA, A LA OCULTA.
Séneca convirtió algunas de sus palabras en frase romanas muy populares. Una de ellas dice así:
“Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, en cambio, los que no saben nada, se admiran a sí mismos de todo.”
Y creo que me gusta ser de los que no saben nada. Dejarme sorprender por lo atípico y sentirme atrapado por el arte de lo excepcional. Entender que no se nada y sentir que todo es nuevo.
Así me sentí cruzando, por ejemplo, el puente de Sant’Angelo, sin saber cuál era su nombre ni el río que atravesaba.
O en ese bar de queso y vino del que el nombre no recuerdo, pero si el momento.
O el helado de ese sabor al que mi memoria no alcanza, pero si el lugar en el que lo tomé, e incluso en el banco, la plaza o la fuente en la que lavé después mis manos.
Todo estaba saliendo conforme a nuestras expectativas no planeadas.
Pero el exceso de queso y vino pasaron factura en mi cuerpo poco después…
UN MOMENTO CAÓTICO
Al día siguiente teníamos previsto visitar la Ciudad del Vaticano pero esa noche cuando llegué al hostal empecé a encontrarme realmente mal. Empecé a sentir un fuerte dolor en mi estómago que me provocó nauseas, vómitos y dolor fuerte de cabeza. Pero no podía enfermar. Teníamos las entradas compradas y la guía contratada.
Sólo pensaba en recuperarme de aquella angustia que me estaba echando a perder mi tan deseada experiencia en Roma. Pero no conocía nada del servicio sanitario en Italia ni donde había un hospital y sin saber italiano no sabía ni siquiera si me entenderían.
Y se me ocurrió ir a una farmacia medio moribundo y pedir algo de ayuda. Esto me sirvió para aprender que da igual el idioma si alguien está dispuesto a ayudarte.
Y esto me recordó a otra frase de Séneca, el filósofo romano, que decía así:
Un enfermo no busca un médico que sepa hablar bien, sino uno que sepa curarlo.
Y con eso, me fui a descansar, que era lo segundo que más necesitaba.
EXPLORANDO ROMA, SEGUNDA PARTE
Al día siguiente cuando desperté estaba mucho mejor. Probablemente fue una mala digestión o algo parecido. Pero el problema fue que ya era tarde para visitar el Vaticano. Y de nuevo improvisamos.
Ruta por la Plaza de San Pedro. Sin duda para mi, la obra arquitectónica más bella de Roma.



El Trastevere es el barrio “más italiano” que conocí de Roma. Su aire bohemio y su tranquilidad te enamorará por sus calles.

Fontana di Trevi, Fuimos a la que, para muchos, es la fuente más bella del mundo. La leyenda cuenta que si echas una moneda, estás destinado a volver a Roma. Y, puesto que nos quedaríamos sin ver el Vaticano, no había mejor suerte que tener fe en ese mito y lanzar una moneda al agua.

Panteón, Casi de sorpresa nos encontramos con esta gigante obra maestra de la arquitectura en la Piazza della Rotonda.

COSAS QUE ME GUSTARON DE ROMA 👍

- Descubrir en la ciudad gran parte de nuestra historia en todas las obras arquitectónicas que hay.
- El decorado de las calles adoquinadas y las ventanas llenas de macetas hacen muy acogedora cada rincón de la ciudad.
- El encanto de los pequeños comercios locales que puedes ir encontrando.
- El trato amable de la gente hacia los extranjeros.
- Los gelatos 🍦, aunque algo caros, son parte de la gastronomía italiana que merece la pena probar
- El romanticismo que se respira en las calles.
COSAS QUE NO ME GUTARON DE ROMA 👎
- El tráfico en el núcleo urbano en horas punta.
- Los precios desorbitados de ciertas zonas.
- La suciedad que hay en muchos puntos del casco urbano. Vimos varias ratas en la Fontana di Trevi (no es oro todo lo que reluce).
- La aglomeración de personas en los sitios más turísticos. Aunque creo que eso es más un problema mío personal.
Y hasta aquí puedo contar sobre mi experiencia en la capitalísima Roma.
Si te ha gustado, puedes compartir!